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Historia de las XXV Semanas de Música Religiosa de Avilés

 Francisco Prendes Veiga

 

INTRODUCCIÓN

 ANTECEDENTES

 LA 1ª SEMANA

 SIEMPRE CRECIENDO

 NUEVOS PLANTEAMIENTOS

 LAS TENTACIONES DE JESÚS EN EL DESIERTO

 TIEMPOS DIFÍCILES

 EN BUSCA DE SOLUCIONES

 RECUPERACIÓN Y CONSOLICACIÓN
 

  INTRODUCCIÓN

        Con la edición número XXV se cumplen veinticinco años desde que iniciara su andadura la Semana de Música Religiosa. Son muchos los recuerdos y anécdotas y muchos los recortes de prensa que se han acumulado en torno a este certamen que todavía hoy sigue despertando interés y afecto entre los aficionados. Para los que la vieron nacer y la han seguido con continuidad, para aquellos que se han iniciado más recientemente en este apasionante mundo de la música o para los que, como yo, hemos llegado a Avilés en los últimos años, esta puede ser una magnífica ocasión para echar la vista atrás y recordar lo que un cuarto de siglo de música nos ha deparado. Las siguientes líneas pretenden ser un homenaje para todos los que han hecho posible que este certamen haya pervivido; un homenaje al esfuerzo, al tesón y, sobre todo, a la ilusión que ha hecho posible estos veinticinco años de música en Avilés.

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  ANTECEDENTES

        En 1977 se crea la Coral Polifónica de Avilés. Esta agrupación fue la respuesta natural de un grupo de aficionados al deseo de conocer, interpretar, y difundir un repertorio musical que, hasta entonces, apenas se limitaba a la reducida actividad de la Sociedad Filarmónica Avilesina. La Semana de Música Religiosa se convertiría, transcurrido apenas un año, en un mostrador de la labor de la Coral Polifónica, en particular, y de la música religiosa, en general. Tanto una como otra realidad nacieron de un mismo grupo de aficionados y sería José María Martínez Sánchez el encargado de aunar los esfuerzos y dirigirlas.

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  LA 1ª SEMANA

        La 1ª Semana de Música Religiosa de Avilés tuvo lugar entre el 14 y el 17 de marzo de 1978. Organizada por la Coral Polifónica de Avilés y patrocinada por la Dirección General de Música del Ministerio de Cultura este evento pretendía reunir en Avilés a las principales masas corales de la región. El Coro Universitario de Oviedo, dirigido por aquel entonces por Luis Gutiérrez Arias, fue el encargado de abrir el certamen que continuó con las actuaciones de la Coral Polifónica Gijonesa Anselmo Solar (dir. J. Carlos Sampedro Artime), la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo (dir. Benito Lauret), la Escolanía de Covadonga (dir. Leoncio Diéguez Marcos) y la agrupación organizadora, la Coral Polifónica de Avilés, dirigida por José María Martínez Sánchez.

        El éxito, si nos hacemos eco de las noticias vertidas por la prensa, fue notable y pronto otras instituciones como la Delegación Provincial de Cultura o el propio Ayuntamiento de Avilés, por aquel entonces presidido por D. Ricardo Fernández Suárez, apoyaron la iniciativa

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  SIEMPRE CRECIENDO

        El apoyo de las instituciones y de entidades financieras, como el Banco de Asturias, así como la buena acogida tanto del público como de los profesionales de la música, dieron el empuje necesario para que los organizadores se atrevieran a tomar una actitud más decidida y atrevida en la programación de la segunda edición en la que la polifonía coral religiosa compartió protagonismo con el órgano -desde aquel momento uno de los pilares fundamentales de la Semana- así como con la Orquesta Sinfónica de Asturias A. Muñiz Toca que intervino en tres de los conciertos.

        Es en la tercera edición cuando comienza lo que ha sido uno de los símbolos distintivos de esta Semana, la obra de encargo. Para la ocasión la Coral Polifónica tuvo el honor de estrenar Llama de amor viva, una cantata para piano, violoncelo, percusión y coro del compositor gijonés Luis Vázquez del Fresno, sin lugar a dudas el acontecimiento más destacado de la III Semana.

        En los siguientes años la Semana de Música Religiosa siguió creciendo en ambiciones de forma paralela al incremento de los presupuestos que anualmente manejaba, desde las 80.000 pesetas de la primera edición hasta cerca de 2.600.000 en la quinta. Es en esa quinta edición cuando la Semana se abre a la participación de músicos foráneos de entre los que cabe destacar al contratenor René Jacobs, uno de los nombres más prestigiosos entre los intérpretes de música antigua o la de Jean Pierre Dupuy que realiza una aproximación a la música contemporánea con su interpretación de Las veinte miradas sobre el niño Jesús, de Olivier Messiaen.

        Es así como llegamos a la sexta edición que, con tres millones de pesetas de presupuesto, va a marcar uno de los momentos culminantes en la historia de la Semana. Buena prueba de ello fue la calidad de los intérpretes que durante aquel año 1983 tuvieron cabida en el programa del certamen: el Coro Nacional de España, el Coro de niños Itsas Soinua de Lekeitio, José Manuel Azcue (órgano), la Schola Cantorum y la orquesta Ars Nova, de la Catedral de León y la Orquesta Sinfónica de Asturias que, junto con la Coral Polifónica de Avilés y la Escolanía del Real Sitio de Covadonga, todos ellos dirigidos por Víctor Pablo Pérez, fueron los encargados de la presentación de la segunda obra de encargo de la Semana, la cantata para coro y orquesta Lamentatio, del profesor Leoncio Diéguez.

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  NUEVOS PLANTEAMIENTOS

        Poco a poco la Semana había ido creciendo y se había consolidado en las fechas anteriores a la Semana Santa. Los organizadores, conscientes de la necesidad de seguir apostando por el evento se plantearon algunos cambios en la séptima edición. Es así como en el programa de mano editado para la ocasión podemos leer:  “Durante seis años la Coral Polifónica de Avilés ha venido organizando la SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA, consiguiendo que este Festival llegase a tener un prestigio equiparable a otros que se celebran en el resto de España. Llegado este momento la Coral Polifónica de Avilés se plantea comenzar a darle un nuevo giro. Y para ello comienza por la denominación del mismo. Este año celebramos la VII SEMANA DE MÚSICA. Se suprime el calificativo de religiosa por significar una limitación a la hora de contratar a los artistas participantes por no tener un programa íntegro de música religiosa. Realmente, visto el programa de actuaciones de aquel año, no se justificaba el hecho de este cambio en la denominación del certamen, un cambio que, a la postre, lejos de ser anecdótico, creó una cierta ambigüedad que, como veremos más adelante, estuvo a punto de echar a pique la Semana.

        Al cambio en la denominación  se unirá otro no menos significativo: por vez primera la Coral Polifónica de Avilés no participa en el certamen, según la prensa regional “por falta de voces” (La Voz de Asturias, 1-III-1984)

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  LAS TENTACIONES DE JESÚS EN EL DESIERTO

        Las obras de encargo de la Semana que se habían convertido en un referente y, por sí solas, en una justificación de la existencia de este festival, alcanzan en la séptima edición un hito fundamental en la historia del certamen y, justo es decirlo, en la historia de la música en Avilés, con la presentación de la obra de Román Alís Tentación de Jesús en el Desierto, Tentación primera. El estreno del oratorio, producido en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery el miércoles, 11 de abril de 1984, estuvo a cargo de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, la Orquesta Sinfónica de Asturias y el barítono Luis Álvarez Sastre, todos ellos dirigidos por Víctor Pablo Pérez.

        La octava Semana (20-27 de marzo de 1985) trajo a Avilés a intérpretes de la talla del organista Klemens Schnorr o del conjunto vocal The Tallis Scholars. En esta edición se presentaron algunas novedades: la organización intentó obtener recursos de la venta de entradas para dos de los conciertos, así como de la venta de programas, con un éxito discreto. También para la ocasión se introdujeron nuevos escenarios como el Teatro Almirante o la Iglesia de San Nicolás que iba a ser el lugar en el que se estrenara la Tentación segunda de Román Alís, esta vez interpretada por la Orquesta Sinfónica de Asturias, el Coro Universitario de Oviedo y el barítono Alfonso Echevarría. La prensa regional se hizo eco del exitoso encargo que, además, fue grabado y emitido por Televisión Española, difundiendo el trabajo de la Semana en todo el país.

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  TIEMPOS DIFÍCILES

        A pesar de la calidad de los intérpretes que se daban cita en Avilés, de los programas ambiciosos, de las obras de encargo que permitieron vocear el buen nombre de la villa por todo el país, lo cierto es que en la sexta edición la Semana había alcanzado un presupuesto que apenas se iba a ver incrementado en las ediciones posteriores y, claro está, a pesar de los ímprobos esfuerzos de los organizadores en algún momento la Semana tendría que dejar de crecer.

        La novena Semana supone un cambio importante en cuanto al interés de los conciertos programados e, incluso, en la calidad de los programas de mano que acompañaban las actuaciones. Sin embargo, la pérdida de interés de cara al exterior, fue paliada con una aportación más intensa de agrupaciones vinculadas a la villa. Es así como, apenas cinco años después de la creación de la Escuela Municipal de Música de Avilés, ésta ofrece sus primeros frutos con un concierto a cargo de un cuarteto de profesores de la misma y, lo que sin duda es más importante, una actuación a cargo de la Orquesta de Alumnos de la Escuela Municipal de Música de Avilés que, dirigida por José María Martínez Sánchez, se convertirá en una de las constantes que por sí sola justificaría la celebración de la Semana en los años siguientes.

        También en esta edición la organización pretende diversificar y ampliar los espacios escénicos en la villa con lo que a la ya tradicional Iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, sede inicial del certamen, se unirán la de San Nicolás, la de los Padres Franciscanos y, como en la edición anterior, el Teatro Almirante, con el único concierto de pago.

        La décima edición mantiene los planteamientos y pasa con más pena que gloria, a pesar del estreno del órgano op. 85 del maestro organero Gerhard Grenzing, y de las obras Giraldilla asturiana de J. Ignacio Lajara y las piezas de cámara de Pablo Miyar, es en la undécima cuando la situación se hace casi insostenible: “La XI Edición de la Semana de Música, con una austera programación, se inicia el lunes. El presupuesto disminuye a una tercera parte y el Ayuntamiento no aporta ni un duro” (La Voz de Avilés, 17-III-1988)

        Para la ocasión el programa se reduce a cinco conciertos que pudieron salir adelante gracias al apoyo de la Sociedad Filarmónica, a la presencia gratuita de la Orquesta Sinfónica de Asturias y al concierto de la propia Coral Polifónica de Avilés, acompañada por la Orquesta de Alumnos de la Escuela Municipal de Música. A pesar de la precariedad, la XI Semana se salda con dos nuevos estrenos: Cántico de Alfredo Aracil y el Quinteto de Daniel Sánchez Velasco, un joven estudiante avilesino que, por entonces, contaba con tan solo quince años.

        Las apreturas económicas vuelven a hacerse patentes en la XII Semana que no contará con obra de estreno ni actuaciones de cierto renombre.

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  EN BUSCA DE SOLUCIONES

        La situación económica se había hecho insostenible. El hecho de depender de subvenciones públicas, del Ayuntamiento y de la Consejería de Cultura, y de no contar con un presupuesto anual asegurado había llevado a la Semana a una situación de absoluta inestabilidad, limitando la capacidad de maniobra a la hora de contratar o de encargar nuevas obras. Sin embargo, antes de rendirse, los organizadores optan por un vuelco total que va a retomar el espíritu con el que la Semana había nacido en su primera edición: potenciar y dar a conocer el trabajo de solistas y agrupaciones de la región.

        Es así como en la XIII Semana de Música no sólo no se reducen los conciertos sino que se amplían hasta catorce, la mayoría de grupos y solistas de la región, produciéndose dos estrenos. Varias novedades más se produjeron en ese año 1990: se introduce un nuevo espacio escénico, el auditorio de la muy reciente Casa Municipal de Cultura y por vez primera la programación de un concierto de jazz.

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  RECUPERACIÓN Y CONSOLICACIÓN

        A pesar del éxito de público la decimotercera edición supuso un punto de inflexión, un momento de profunda reflexión que llevó a los organizadores a replantearse el sentido de la Semana. Es así como, desde la decimocuarta edición, la Semana ha consolidado unas características que no han variado: el hecho de celebrarse en la semana anterior a la Semana Santa y concentrarse en cinco o seis conciertos basados en unas pautas, unos elementos comunes muy determinados. Como respuesta a esta decisión las diez últimas ediciones han contado con un perfil fácilmente identificable en su programación, basado en seis pilares fundamentales:

-         A partir de este momento la aportación del Ayuntamiento de Avilés, la Consejería de Cultura del Principado de Asturias y la Obra Social y Cultural de Cajastur forman el pilar económico fundamental que sostendrá las programaciones sucesivas.

-         La siempre destacada presencia local, dando a conocer el trabajo de las diversas instituciones que se dedican a hacer música en Avilés y, muy especialmente, la labor desarrollada en el Conservatorio Municipal a través de su orquesta, con la interpretación de obras sinfónico corales de gran envergadura. Recordemos, entre otras, el Gloria de Vivaldi, el Stabat Mater de Pergolesi, el Requiem de Fauré, las Siete últimas palabras de Cristo en la Cruz de Haydn, la Misa de la Coronación  o el tan recordado Requiem de Mozart cuya interpretación, el sábado 30 de marzo de 1996 en la Iglesia de San Nicolás, con la presencia de casi doscientos intérpretes de la región, también debería ser considerada como uno de los hitos más importantes de la historia de la música en Avilés

-         Los estrenos y las obras de encargo de autores como Román Alís, Alfredo Aracil, Vázquez del Fresno, Leoncio Diéguez, Adolfo Gutiérrez Viejo, Pablo Miyar, Alfonso Sánchez Peña, Pablo Ortega, Miguel Manzano o Juan Carlos Casimiro, entre otros, que han creado un patrimonio digno de ser recuperado, editado e interpretado y que, sin duda, harán que en el futuro Avilés, y este certamen en particular, sea recordado y valorado como merece.

-         La interpretación de un patrimonio musical poco difundido y basado en el repertorio vocal: particularmente el canto gregoriano y la música polifónica vocal, con gran presencia de la música del renacimiento español, pero sin descartar otras realidades como los cantos del rito ortodoxo.

-         La atención al órgano como instrumento primordial en el repertorio religioso. Hecho que, por otra parte, ha permitido la conservación y el mantenimiento de un instrumento, el de la Iglesia de Santo Tomás que, a pesar de sus muchas limitaciones, nos ha deparado veladas inolvidables.

-         La presencia de la música contemporánea lo que en Avilés significa una ocasión única para conocer un repertorio normalmente tan alejado de los escenarios y salas de conciertos.

        Desde la modestia de un presupuesto que en ninguna edición ha superado los seis millones de pesetas y el trabajo serio y discreto, la Semana se ha consolidado en las fechas anteriores a la Semana Santa. El éxito de la apuesta se basa en una difícil conexión entre seriedad, rigor, originalidad y familiaridad que hacen que los conciertos programados, aún sin presentar grandes intérpretes o figuras de renombre, tengan siempre un matiz interesante para los aficionados a la música o, simplemente, para los espíritus inquietos.

        Veinticinco años han supuesto muchos cambios, muchas transformaciones en Avilés y en los avilesinos y, sin embargo, la Semana ha sabido permanecer. Podría parecer que la Semana de Música Religiosa es un festival consolidado, que veinticinco años de existencia justifican por sí solos la permanencia de esta actividad; pero no podemos olvidar que, como en sus primeras ediciones, la Semana sigue siendo un empeño, un esfuerzo personal, casi individual, que cualquier día puede desaparecer. Tal vez ese día muchos la echen de menos. Mientras tanto, disfrutemos de ella y felicitemos a todos los que han hecho posible estos años de música en Avilés.

        Y recuerde que:

 “La Coral Polifónica de Avilés sigue firme en el camino que se impuso desde el comienzo: lograr un ambiente cultural en torno a ella que le permita seguir empeñándose en esta tarea formadora para todos. Por eso es importante su presencia en estos conciertos, porque Vd. apoya así una actividad educativa. Lograr de Avilés y Asturias una respuesta supondría romper la barrera del pasotismo en favor de una sociedad creadora y comunicativa, más humana”. Extraído del programa de mano de la 2ª Semana de Música Religiosa de Avilés (Avilés, 1979).

        Estamos en el año 2007; es decir, que la Semana de Música Religiosa de Avilés camina por la XXX edición. Podemos concluir que acaba de empezar, que la labor sigue y que la programación, a juzgar por el numeroso público asistente cada año, tiene un interés y posibilita que, por medio de la Orquesta Julián Orbón, los jóvenes músicos avilesinos y asturianos tengan una plataforma a la que asomarse cada año.

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